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Posicionamiento del COVB contra los corrillos

16/02/2024

Con motivo de la tramitación en el Parlamento de Cataluña de una propuesta de ley para eliminar las modalidades de correbous a la platja, bou capllaçat y bou embolat, la nueva Junta de Gobierno, en cumplimiento de nuestro programa, queremos manifestar nuestra oposición a todas estas fiestas porque causan sufrimientos a los animales e hieren la sensibilidad de las personas.

Hoy comparece en el Parlamento la presidenta del Consejo de Colegios Veterinarios de Cataluña y desde el Colegio mantenemos lo siguiente:
Estas tradiciones conllevan a los animales que participan importantes padecimientos debido al estrés al que son sometidos, por la incorrecta «manipulación» que los ciudadanos hacen de él. Son un tratamiento antinatural porque se les saca de su alojamiento habitual en un ambiente tranquilo.

De acuerdo con la opinión de expertos Etólogos, el sufrimiento es un estado subjetivo que a pesar de ser de difícil valoración en los animales, existen indicios científicos de que los animales experimentan sufrimiento.

Los estudios de anatomía y fisiología comparada indican que las estructuras del sistema nervioso involucradas en el comportamiento emocional y el sufrimiento en el ser humano, se encuentran también en los animales, en especial en los mamíferos. Además, desde el punto de vista de la biología evolutiva, es ilógico pensar que la capacidad de sufrir ha aparecido en un único salto evolutivo, y que es exclusiva del ser humano.

Este tipo de fiestas populares conllevan a los animales que «participan» padecimientos totalmente injustificados. Los principios éticos nos obligan a adoptar aquella postura que cause un menor sufrimiento. En otras palabras, mientras exista una duda razonable de que los animales son capaces de sufrir, nuestras acciones deben orientarse en todo momento a evitarlo.

Por ello entendemos que la autorización de cualquiera de estas tradiciones es contraria a la normativa de protección de los animales que les reconoce sensibilidad psíquica además de física porque tienen la capacidad de sufrimiento y, por tanto, de tener sentimientos, lo que les hace merecedores de unos derechos propios de su condición animal.

Por otra parte, en este tipo de fiestas populares participan personas de todas las edades, incluidos menores de edad y tienen como cualquier espectáculo público un potencial educativo para la población en general y para los niños en particular que construyen sus modelos de comportamiento a partir de los que observan en los adultos y de lo que es considerado socialmente aceptable. Por ello, para fomentar el respeto por la naturaleza y por la vida en general, debería evitarse cualquier demostración pública de maltrato a un animal.