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La voz del Colegiado: El papel del veterinario en el control de las enfermedades emergentes de anfibios

27/07/2023

Los anfibios son actualmente los vertebrados más amenazados del mundo. La alteración y destrucción del medio, la contaminación y el cambio climático reducen sistemáticamente el hábitat de los anfibios. Además, el comercio legal e ilegal reduce la abundancia y altera la composición de las comunidades, pudiendo facilitar la introducción de nuevos patógenos que causan mortalidades masivas. Estos nuevos patógenos se consideran «patógenos emergentes» (porque hace poco que se conocen, o porque ya se conocían, pero hace poco que se observan asociados a enfermedades).

Las enfermedades emergentes de los anfibios, como la quitridiomicosi y ranavirosi, constituyen una de sus amenazas más relevantes, y causan mortalidades masivas, declives poblacionales y extinciones.

Dada la preocupación internacional por esta crisis de los anfibios, en las últimas décadas han surgido muchas iniciativas para la mitigación de esta situación. Universidades, centros de recuperación, zoológicos, clínicas, centros de cría, parques naturales, asociaciones y profesionales de todo tipo estamos uniendo esfuerzos para frenar la dispersión de estos microorganismos. Los hongos quitridis del género Batrachochytrium y los virus del género Ranavirus son patógenos emergentes que están teniendo un impacto muy relevante en la dinámica de centenares de especies de todo el mundo en las últimas décadas.

Recientemente, se han añadido otros patógenos como la bacteria Chlamydia, el virus Herpesvirus, el parásito Perkinsea y un largo etc. progresivamente creciente. Algunas de las enfermedades que afectan los anfibios son zoonosis (caso de Chlamydia o Salmonela, por ejemplo), otros tienen la capacidad de ser compartidos con otros grupos de vertebrados (peces, tortugas…) como el Ranavirus. Y finalmente, hay que destacar que hay dos enfermedades que actualmente son, dentro del gran grupo de anfibios y reptiles, las únicas enfermedades de declaración obligatoria: la enfermedad fúngica causada por los hongos Batrachochytrium dendrobatidis y Batrachochytrium salamandrivorans, y la enfermedad vírica causada por Ranavirus. Así pues, el profesional veterinario respecto a este grupo de vertebrados se ha visto cada vez más implicado, no solo respecto a la exportación o importación de anfibios, sino a la atención de estos animales como mascotas exóticas, como alimento o incluso en granjas, laboratorios y piscifactorías. La mayoría de estos patógenos son microscópicos y la sintomatología asociada es poco concluyente. Por eso hace falta una batería de herramientas diagnósticas.

Se conocen bien las herramientas de detección de estos patógenos, que permiten averiguar no solo la presencia del patógeno (PCR, genómica, cultivos microbiológicos), sino también la existencia de la enfermedad y la causa de mortalidad (histología, citología) o la reacción del huésped al patógeno (hematología y serología). En animales vivos se pueden realizar hisopos cutáneos para hacer una PCR (Figura 1). Durante los brotes de mortalidad se analizan histològicament los animales en mejor estado de conservación para ver los agentes patógenos, como las zoòspores del hongo a las capas externas de la epidermis (Figura 2). Gracias a esta metodología, se sabe perfectamente que estos hongos empezaron a ser detectados en Cataluña en anfibios salvajes portadores en 2016. Posteriormente, se confirma la mortalidad en las primeras ranas y sapos el 2020.

Recientemente (2023) se ha visto que una especie de rana introducida hace años en Cataluña, llega a tener las cargas de hongos más grandes descritas en el mundo y puede actuar como «superdispersor» de la infección. En el caso del virus, de momento se tiene claro que ya está presente a la naturaleza en Cataluña, incluso provocando coinfecciones con el hongo, pero no parece estar provocando brotes de mortalidad. Aún así, en el Parque Nacional de Ordesa (Aragón) el Ranavirus ya está causando la extinción local de algunas ranas típicas de alta montaña. La bacteria Chlamydia se ha detectado provocando mortalidad a especies de tritones solo en cautividad, pero hay mucha preocupación a que pueda saltar al medio ambiente y complicar los planes de recuperación de algunas especies únicas en la península Ibérica. Así, es fundamental que los veterinarios podamos hacer controles sanitarios preventivos a los anfibios (sea en ferias, colecciones privadas, laboratorios de experimentación, clínicas o granjas por alimentación) para poder notificar cualquier positivo y ayudar así a prevenir la dispersión de estos patógenos tan preocupantes.

 

Albert Martínez Silvestre

Nº de Colegiado 1792

Director Científico CRARC (Centro de Recuperación de Anfibios y Reptiles de Cataluña). Masquefa, Barcelona