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La rabia, un problema de salud global, pero con solución

19/10/2023

La rabia es todavía un problema de salud global. Aunque puede prevenirse con la vacunación de perros y gatos, principalmente ―las mordeduras de perro causan el 99% de los contagios en personas―, todavía está presente en más de 150 países, provocando la muerte de al menos 70.000 personas en año, de las cuales el 40% son niños y adolescentes. Erradicarla es un reto global. En 2015 la OMS, la FAO, la OIE y la Alianza Global para el Control de la Rabia se unieron bajo la campaña End of Rabies Now para trabajar para eliminar en 2030 todas las muertes por rabia transmitida a través de un mordisco de perro.

Rafael Laguens, presidente de la Asociación Mundial Veterinaria (WVA) considera que «es una lástima que una enfermedad que tiene solución aun cause la muerte de tantos miles de personas al año, muchas de ellas niños» y lo atribuye a la falta de conciencia de los responsables políticos de los países donde hay rabia, a menudo países empobrecidos, y le resulta difícil prever si se conseguirá el objetivo de que en 2030 se haya erradicado la rabia en el mundo.

En España, los casos de rabia son muy excepcionales, a excepción de Ceuta y Melilla, por encontrarse en el continente africano. «Estamos en un continente donde las fronteras son muy permeables y donde es muy difícil establecer controles de la enfermedad», comenta Rafael Serrano, presidente del Colegio de Veterinarios de Melilla, quien apunta que «la medida de control que se ha llevado a cabo hasta ahora es el control pasivo mediante la vacunación de los animales». Desde 1983, en Melilla ha habido 131 casos de rabia en animales: dos caballos, tres gatos, un zorro y, el resto, perros. Es una enfermedad que los profesionales sanitarios de este territorio tienen muy interiorizada, por lo que «cuando una persona acude al médico por un mordisco de perro, el médico automáticamente informa a la Consejería de Bienestar y Sanidad, y ésta intenta localizar el perro y someterlo a observación por si tuviera rabia».

Esto no es así en Catalunya, tal y como explica Jordi Manubens, veterinario clínico especializado en cardiología: «Desde mi experiencia, en Catalunya, los veterinarios clínicos no estamos preparados para un diagnóstico de rabia: no sólo no sabemos cómo diagnosticarla, sino que desconocemos cómo debería procederse si se detectara un caso». Si los profesionales sanitarios catalanes no tienen interiorizada la enfermedad es porque no hay casos, pero que «ahora no haya una enfermedad no quiere decir que no la podamos tener mañana», alerta M. Àngels Calvo catedrática en Sanidad Animal de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) para quien, en un mundo global, «habría que considerar y abordar la rabia dentro del concepto One Health».

«Por eso la clave es la vacunación obligatoria», recuerda Ricard Parés, presidente del Consell de Col·legis Veterinaris de Catalunya y vicepresidente del Colegio Oficial de Veterinarios de Barcelona, ​​organismos que llevan años reclamándola. «La Generalitat ha empezado a trabajar en un Decreto que hará obligatoria la vacuna», explica Núria Ribas, jefa del Servei de Prevenció en Salut Animal del Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural (DACC). La nueva norma establecerá que la vacunación será obligatoria en los perros, y los gatos y hurones que tienen acceso al exterior, y voluntaria en los gatos y hurones que viven en los interiores y no tienen contacto con el exterior. Y ante la inquietud del sector veterinario porque la vacunación no es obligatoria, Ribas dice «que el Decreto no esté publicado, no significa que estemos desprotegidos; si existe una emergencia, tenemos las herramientas para actuar urgentemente y establecer como obligatoria la vacunación durante un período determinado». Además, recuerda que la rabia es una enfermedad de declaración obligatoria y que ante cualquier sospecha es necesario notificarlo urgentemente a los Servicios Veterinarios Oficiales.